El
aprendizaje se construye, y las Tecnologías Educativas pueden ayudarnos a los
docentes a despertar en los alumnos el interés por conectar la información
recibida durante el transcurso de nuestras clases para que, una vez
aprendida, se convierta en conocimiento
que pueda luego ser utilizado activamente.
Históricamente, recursos
tecnológicos tales como tizas (ó marcadores) y
pizarrones, láminas, filminas y diapositivas, apuntalaron el trabajo de los docentes en el
aula con el fin de facilitar al alumno la visualización de la información
trasmitida en un intento de mejorar la
comprensión. Pero, hoy en día, con el advenimiento de los recursos multimediales y los
materiales web, la forma de acceso a la información extravasó el ámbito de las
clásicas aulas presenciales, creándose nuevos espacios y mecanismos para
producir el conocimiento, generando inclusión y venciendo límites geográficos y
temporales.
Adaptarnos a estos cambios y transmitir a los alumnos estrategias para
interconectar diferentes recursos tecnológicos a fin de aprovecharlos al máximo
y lograr un mejor aprendizaje, es uno de los grandes desafíos actuales que enfrentamos
en nuestra tarea como docentes.
Como dijera Edith Litwin en el primer capítulo de su libro Tecnologías Educativas en Tiempos de Internet, “En educación, también soñamos. Soñamos con la comprensión como resolución rápida, efectiva y permanente, con maravillosas estrategias y con no menos eficaces ayudas. Los sueños instalan aspiraciones, deseos y, más de una vez, plataformas proyectivas que se constituyen en caminos para andar.”
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